No se detiene el tiempo
no hay tregua.
Buscando por calles desiertas
en lánguidas madrugadas,
sólo los gatos pardos
me preguntan dónde estás.
Ventanas entreabiertas
acechan
mi torpe deambular.
La oscuridad que me acompaña
me canta un fado,
aquel que me dejaste,
rayado,
en nuestro callejón,
aquel que sigo buscando
cada vez
que pienso en tus manos
encontrándose entre mí
cualquier silenciosa noche
de las que no quisimos dormir,
porque se acababa el tiempo
y ya sabíamos
que no podríamos repetir.
Esta noche diré
a esos gatos curiosos
que debes estar esperando
tras esa ventana entornada que deja escapar
un suspiro...
de fado olvidado,
de silencio acompasado
y repetido.
y repetido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario