El hielo del vaso
suena
a olvido ahogado,
y los bambúes colgados
en el porche
de mi alma
ponen voz al viento
que me sopla aromas
soñados,
picantes,
intensos,
de noches empañadas,
de calor
resbalando brillante
y denso
hasta mi fondo
con tu voz.
Recitabas rosas rojas
y escuchabas...
sonriendo a mil silencios,
rotos en pedazos,
enamorados del grito
que se ahogaba en el fondo
dorado
del vaso.
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