jueves, 28 de julio de 2011

Contaminación




Te veo venir...

no existe la invisibilidad

cuando se trata de ti.

Contaminación.

¿Puedo aguantar más?

arrasas en mí,

perjudicas gravemente mi estabilidad.



¿Nadie te ha visto?

salgo corriendo,

estoy segura de que no vienes detrás

mientras sólo miro hacia delante.



Pero no hay escapatoria,

eres el cuco que ocupó mi cerebro

sin saberlo te incubo,

y echas mis buenas y malas razones

vaciándome de juicio,

adueñándote de todos los rincones,

contaminando mis concavidades

y convexidades.



Sólo cabe ya

contar los días impuros.

Esperando tu lenta consunción

porque entonces

renazco

a resultas de una autocombustión inesperada

(que si acaso legará algunos carbones)

para la cual

no hay manguera extintora

ni héroe matafuego...

mi salvación es la incineración...

y que, después, vengas... y soples.





viernes, 22 de julio de 2011

Una tarde roja...




Una tarde roja se ríe de mí

y me ahogan

sus carcajadas

embotan mi cabeza como hacen tus palabras,

cuando me susurras lo que quiero oir

y sé que mientes

porque si despierto no estás.



Una tarde con dientes de acero

me destroza despacio

al ir poco a poco trayendo a mi lado

el revuelo de pájaros locos

que recuperan

alborotados

el cobijo de su árbol.



Una tarde cualquiera

sirve,

una tarde de esas que nunca terminan.

Y siempre es la misma tarde.

La que dice que así se aprende

a esperar.

La que me recuerda lo que dijiste,

abarcando mi contorno

con explicaciones no pedidas

que no te exculpaban

y te alejaban.



Ahora acaba la tarde,

y con la noche vendrán esos amantes,

mis fantasmas.

Y levantarán la losa que cubre mi sueño,

entrando en él,

refugiándose en mí,

abrazándome como querría que hubieses hecho,

diciéndome todo lo que quise oir.



Espero la noche

y te espero a ti.




viernes, 15 de julio de 2011

Futuro inmediato



No me abandones a mi suerte

antes de que te haya enseñado el camino

de regreso

O te encontrarás perdido

y vagarás a mi alrededor

arrepentido siempre

y desconocido.


Pide otra copa

que aún no nos vamos.

Me gusta lo que suena

y la penumbra, dibujando el tiempo en tu cara.



Acércate,

traza las líneas de mis músculos con tus ojos.

Y templa mi coraza con tu aliento

(Que nuestra batalla

espera...)

Observa bien el horizonte de mi espalda.

recorriendo los resquicios

de mis tierras

encontrarás los caminos que te guiarán.

Ya conoces lo que soy.



Retumba la música en mi cabeza

necesito respirar aire

que tengo los pulmones llenos

de extraños.

¿Te acabas la copa?

Te enciendes otro...



Las volutas de humo se enredan

enmarañadas,

tentáculos que prolongan tu deseo

mientras huímos del fragor

de ese tumulto ciego y sordo

que se aferra

que nos rodea

que cambiamos por el silencio de nuestros pasos

y el de  las palabras que dictan

de reojo

la certeza de un futuro inmediato.




miércoles, 13 de julio de 2011

G. Ligeti, "Poema sinfónico para cien metrónomos", 1963

Ligeti describe su obra, una provocación posdadaísta con un fascinante resultado: el coro-orquesta de metrónomos materializa el "sonido elemental" del mundo contemporáneo.



"…al inicio, el numero de metrónomos cliqueando es tan grande que escuchados juntos, el sonido parece ser de carácter continuo. Cuando los primeros metrónomos comienzan a descansar, el sonido estático y uniforme se adelgaza y es posible que ritmos mas complejos sobresalgan del bloque sonoro que se rompe. Estas estructuras rítmicas se vuelven mas y mas claras al tiempo que más metrónomos se van parando: cuando la complejidad comienza a reducirse, la diferenciación rítmica crece. Al final de la obra, con solo unos instrumentos que quedan cliqueando, la diferenciación se reduce aún mas: el patrón rítmico se vuelve mas regular. Cuando un solo metrónomo queda cliqueando, el patrón se vuelve completamente periódico" (Ligeti, 1982).


              http://www.youtube.com/watch?v=QCp7bL-AWvw&feature=player_embedded

lunes, 11 de julio de 2011

Corren hormigas por mis venas...




Corren hormigas por mis venas

mientras las sábanas

enroscadas

son nuestro horizonte

de sueños,

ardientes

dunas modeladas con lentitud

hasta que la marabunta

nos devore

como soñamos devorarnos

al ritmo incansable

que acude a nuestras sienes.



Nadan peces

en mis aguas tranquilas

mientras observo

tu cuerpo,

suavemente brillar

entre los juncos de mis sombras,

dibujando el relieve del fondo

de mi estanque,

surcando arenas,

esperando el viento que nos haga navegar

profundamente

hasta lo más hondo

buscando el caudal que nos nutre,

olas que agiten luces y sombras,

playa de naúfragos.



Y te miro,

y me miras.

Y no miramos atrás.

Tiene el aire olor a sal,

a claveles blancos,

y a membrillos.

No miramos atrás.

Ya no existe nada,

nos ahogamos en nosotros,

buscándonos,

y yo te encuentro en mi piel

y me pierdo por tu espalda,

por tu cuello,

por tus manos...

Y me encuentras escondida

en tu refugio de invierno

esperando el calor que guardas

entre tu cuerpo y el mío,

para que ardamos vivos,

como el sol...

como el estío...


Corren hormigas por mis venas...





martes, 5 de julio de 2011

El hielo del vaso




El hielo del vaso

suena

a olvido ahogado,

y los bambúes colgados

en el porche

de mi alma

ponen voz al viento

que me sopla aromas

soñados,

picantes,

intensos,

de noches empañadas,

de calor

resbalando brillante

y denso

hasta mi fondo

con tu voz.

Recitabas rosas rojas

y escuchabas...

sonriendo a mil silencios,

rotos en pedazos,

enamorados del grito

que se ahogaba en el fondo

dorado

del vaso.


domingo, 3 de julio de 2011

Tu fado...





No se detiene el tiempo

no hay tregua.



Buscando por calles desiertas

en lánguidas madrugadas,

sólo los gatos pardos

me preguntan dónde estás.



Ventanas entreabiertas

acechan

mi torpe deambular.



La oscuridad que me acompaña

me canta un fado,

aquel que me dejaste,

rayado,

en nuestro callejón,

aquel que sigo buscando

cada vez

que pienso en tus manos

encontrándose entre mí

cualquier silenciosa noche

de las que no quisimos dormir,

porque se acababa el tiempo

y ya sabíamos

que no podríamos repetir.



Esta noche diré

a esos gatos curiosos

que debes estar esperando

tras esa ventana entornada que deja escapar

un suspiro...

de fado olvidado,

de silencio acompasado

y repetido.