Te veo venir...
no existe la invisibilidad
cuando se trata de ti.
Contaminación.
¿Puedo aguantar más?
arrasas en mí,
perjudicas gravemente mi estabilidad.
¿Nadie te ha visto?
salgo corriendo,
estoy segura de que no vienes detrás
mientras sólo miro hacia delante.
Pero no hay escapatoria,
eres el cuco que ocupó mi cerebro
sin saberlo te incubo,
y echas mis buenas y malas razones
vaciándome de juicio,
adueñándote de todos los rincones,
contaminando mis concavidades
y convexidades.
Sólo cabe ya
contar los días impuros.
Esperando tu lenta consunción
porque entonces
renazco
a resultas de una autocombustión inesperada
(que si acaso legará algunos carbones)
para la cual
no hay manguera extintora
ni héroe matafuego...
mi salvación es la incineración...
y que, después, vengas... y soples.