No tienen frío. Como un brote de primavera esperan inmóviles una cabeza, no son exigentes, les da igual cómo sea, pero quieren ojos para secarse las lágrimas y cerrarlos y no ver qué pasa, orejas para tapar y no oír lo que se dice y nariz para sonarse, quieren una boca para decir lo que quieran... tal vez, si tienen suerte, además de la cabeza consigan unos pies para poder salir corriendo.
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