lunes, 2 de mayo de 2011

Invariantes, ¿eternos? (III)


“De que podrás inferir, Andrés, cuán dañoso es el saber, y qué verdad es todo cuanto arriba te llevo dicho acerca de las ventajas que en esta como en otras cosas a los demás hombre llevamos los batuecos, cuánto debe regocijarnos la proposición cierta de que
                       ''En este país no se lee porque no se escribe, y no se escribe porque no se lee.''
que quiere decir en conclusión que aquí ni se lee, ni se escribe; y cuánto tenemos por fin que agradecer al cielo, que por tan raro desusado camino nos guía a nuestro bien y eterno descanso, el cual deseo para todos los habitantes de este incultísimo país de las Batuecas, en que tuvimos la dicha de nacer, donde tenemos la gloria de vivir, y en el cual tendremos la paciencia de morir.”

                                                          M.J. De Larra, El pobrecito hablador. (nº 3), 1883

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