Llevo en la boca el sabor de la sequía
Palabras que fueron agua
Y ahora dibujan escuálidas grafías ininteligibles
Apenas se adivinan en el barro agrietado que sólo condensa sombras de sal
Callar como resistencia
Callar como revolución
El silencio que desprecia el escudo del vacío vocinglero
El silencio lanceolado que atraviesa yelmos inánimes
Callar como calla el aire cuando crujen los huesos
Llevo en la boca el sabor de la sequía
Aprenderé a degustarlo despacio
Cuando la haga estallar contra el cielo
Y me devuelva el sonido de la lluvia horadando la tierra con fonemas fecundos
El silencio como tabla de salvación
El silencio como ola que escupe en una playa pedregosa
Callar ante la algarabía de los elementos
Callar frente al discurso blando y gris de una tempestad inesperada
El silencio como detonante de la chispa que prenderá la pira
Llevo en la boca el sabor de la sequía
Y bajo el pecho un manantial
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