de vientos racheados que se enredan en la trama de las sábanas...
A veces el sueño se espesa y viene
deslizándose sin piedad, sin opciones, hasta los pies de la cama,
trepa, abraza
y hay que cerrar los ojos para no ver cómo nos traga.
Y traga voraz e impío,
ya lo sé,
desarticula los miembros que me componen
y teje una nueva vida con cartíagos y astillas
y así, nueva desde lo que fui,
me empuja a las afueras de la existencia
para que recoja los jirones que me arrancó y abandonó
desperdigados junto a la almohada de vacío y vértigo
En el trago del sueño es imposible soñar
deglutida y sola
más real que la vigilia
existo
vivo
me salvo.
En el trago del sueño
soy nutriente y nutrida
Trago corto y digestión lenta.
Disuelta, disgregada, descompuesta, asimilada.
El sueño es amante perfecto
aleja la indiferencia
trae anhelo, temor, deseo y olvido enredados en sus cabellos
y van quedando en las manos,
perfume impregnado en cada hueco vital.
El sueño es charalatán de feria
organillero
prestidigitador
matarife
sastre
arquitecto
embalsamador
...
Y yo escucho, le escucho con devoción infantil
bailo sus melodías sobre los adoquines fríos
dejo que me saque del sombrero de copa
soy su víctima propiciatoria
torso de madera y guata para sus patrones y cortes
solar edificable
cadáver de otras realidades
Y soy su territorio sabido e inexplorado
delimitado por ausencias
vacío de presencias
invadido por sus pasos presurosos.
su territorio.
Terruño para otros cultivos.
Pago en el que plantar y cosechar otras realidades.
A veces
El sueño es de bancos de niebla negra
y hay que cerrar los ojos para no ver cómo nos traga.
Decalcomanía de Óscar Dominguez (años 40) |
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