Llueve
oro sobre el fosco valle
yerra
el viento entre las cenizas, remueve los rescoldos ciegos,
aviva
la consunción muda y fría de las colinas.
Apenas
percibo un esquelético crepitar bajo la yesca
no
siento el calor soplado
en
esta piel arrullada de esperas.
Duermo,
Dánae olvidada, desliz ausente.
Llueve
oro.
Llueve.
Ya no
amanece.
Llueve.
Y el
fénix del tiempo devora los restos
ávido
de fuego. Ávido de fin. Ávido de principio.
Fuego.
Llueve fuego cuando aletea
la
vida que se consume
…
bosque en llamas que agita la noche más oscura.
Llueve
oro. Y arden las palabras de los sueños.
Basta un roce, traidor de presentes distraídos,
para
desvelar el fatídico fuego.
Despierta,
Dánae soñadora. Y baja al río.
"Dánae". Gustav Klimt. 1907-1908. Leopold Museum (Viena) |